Nutrición interna
PRINCIPIOS DE LA NUTRICIÓN
Existe mucha información sobre la nutrición y en muchas ocasiones parece que lo que opinan unos contradice lo que dicen otros. Que si el café es bueno, que si el café es malo, que si las grasas engordan, que si los que engordan son los hidratos de carbono…
Pero existen unos principios fundamentales sobre nutrición en la que parecer ser que sí hay un consenso científico.
Las grasas trans no son saludable
Las grasas trans se obtienen de manera artificial. Muchas veces nos las encontraremos en el etiquetado de los alimentos como «grasas vegetales parcialmente hidrogenadas». Por el momento la Unión Europea no las ha prohibido, aunque existen países, como EEUU y Dinamarca, donde sí se ha llegado a esta prohibición.
Estas grasas suelen añadirse a los alimentos sustituyendo a la mantequilla, sobre todo en las galletas, salsas y bollería industrial. Incrementan la grasa en la zona abdominal y provocan diabetes a largo plazo, ya que provocan la resistencia a la insulina. También están detrás de muchas enfermedades cardiovasculares.
Comer frutas verduras sí es saludable
Comer verdura y fruta de manera regular tiene efectos muy beneficiosos para nuestra salud, ya que contienen minerales, vitaminas y fibra entre otros compuestos antioxidantes. Muchos estudios afirman que aumentar el consumo de verduras y frutas disminuye la presión arterial e incrementan los antioxidantes en la sangre.
El azúcar no es muy saludable
La mayoría de alimentos procesados contienen azúcar: yogures desnatados, salsas, galletas…, y, por supuesto, en la bollería industrial y refrescos. No importa si el azúcar es refinado, de caña o incluso miel. En todos los casos la composición básica es la misma y los efectos que producen en nuestro organismo también.
El exceso de azúcar está relacionado con la obesidad, las enfermedades coronarias y la diabetes del tipo 2.
El azúcar que consumimos diariamente contiene fructosa. La fructosa se metaboliza en el hígado, ya que no puede ser utilizada por las células directamente. Esto provoca lo que conocemos como hígado graso, es decir, el aumento de la grasa visceral y resistencia a la insulina.
La deficiencia de vitamina D no es saludable
El comportamiento de la vitamina D en nuestro cuerpo es similar al de una hormona. Al contrario que sucede con otras vitaminas, puede ser producida por nuestro cuerpo cuando nos exponemos a los rayos del sol.
Es complicado conseguir vitamina D en nuestra dieta. Esto se convierte en un problema, ya que la falta de vitamina D aumenta el riesgo de infarto y la osteoporosis. Al mismo tiempo, la vitamina D previene varios tipos de cáncer.
Es recomendable tomar un suplemento de vitamina D o, como se hacía antiguamente, tomar una cucharada de aceite de hígado de bacalao al día.
Las grasas omega-3 sí son saludables
Los ácidos grasos omega-3 son imprescindibles para que nuestro organismo funcione de manera correcta.
La carencia de omega-3 produce depresión y afecta a las capacidades cognitivas, aumentando el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.
Como dato curioso diremos que nuestro cerebro está compuesto en un 20% de DHA, uno de los tres ácidos grasos omega-3 catalogados como principales.
Los aceites de semillas refinados no son saludables
Estos tipo de aceites, como los de soja, maíz, colza o girasol no son naturales. Para obtenerlos se necesita aplicar presiones y temperaturas muy altas, lo que les hace muy inestables y fácilmente oxidables. Son ricos en ácidos grasos omega-6, asociados a un efecto inflamatorio.
Al aumentar el porcentaje de grasas omega-6, disminuye el porcentaje de grasa omega-3, aumentado el riesgo de obesidad y enfermedades cardiovasculares.
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